Una crítica al diseño urbano antihumano

 ¡Hola a todes! 

Hoy tuve la ocasión de conocer un fraccionamiento aparentemente llamado Morada del Quetzal en mi ciudad de Xalapa, Ver., o quizá más precisamente espacio conurbado de la Zona Metropolitana de Xalapa, pues esto es ya en el municipio de Emiliano Zapata. En el poco tiempo que me encontré en el lugar, pude notar algunos elementos que me parecen alarmantes: 

        -El fraccionamiento solo tiene una entrada y salida para vehículos (y también para peatones, hasta donde pude observar), a pesar de tener numerosas calles, sin duda cientos de habitantes, y de encontrarse geográficamente adyacente a La Pradera, conocida área urbana de la Zona Metropolitana de Xalapa. Eso sí, es una entrada y salida bastante pomposa, con arcos, vigilantes y cámaras.


        -La única entrada y salida que hay no da a un área urbana en la que sea fácil transitar ya sea a pie, en transporte público o vehículo motorizado, en cambio da nada menos que a una carretera de alta velocidad. Evidentemente, es escaso el transporte público que pasa por allí para facilitar el transporte de les habitantes, de modo que transportarse de esa manera se vuelve dificultoso; por otra parte, que el único acceso sea mediante la carretera de alta velocidad entorpece la posibilidad de que quienes requieran llegar al fraccionamiento lo hagan mediante transporte como la bicicleta, pues al no haber una ciclovía adecuada es riesgoso, más aún en la noche. Así las cosas, los vehículos parecerían ser la mejor opción para los aspirantes a habitar en este fraccionamiento, es entonces un fraccionamiento autodependiente y autocentrado, al que solo podrían realmente aspirar quienes tengan el recurso para costear un vehículo cotidianamente. 

        -El autocentrismo  al que aludí en el párrafo anterior es un fenómeno del que estuve escuchando en algunos videos de YouTube de NotOnlyBikes, en los que se señala que, entre las muchas desventajas que tiene la existencia de espacios residenciales que no cuentan con sistemas de transporte público o condiciones adecuadas para el transporte autónomo (caminando o con bicicletas) dentro de áreas metropolitanas grandes, se encuentra la dependencia que se "impone" a algunas juventudes sobre sus padres o responsables para poder transportarse en los espacios metropolitanos habitados, lo cual puede obstaculizar su proceso de crecimiento y de alcance de la independencia. Aunque claro, más allá de este factor en nuestros espacios urbanos la severa inseguridad que vivimos es por sí misma limitante de la autonomización e independización de las juventudes respecto a sus padres, como ha sido en mi caso anteriormente. Al menos es afortunado que dentro del espacio constreñido del fraccionamiento parezca haber seguridad suficiente para recorrer sus calles y espacios sin temor. 

     -Aunque sí hay transporte público que pasa frente al fraccionamiento, cuando se quiere ir en dirección ciudad adentro es necesario llegar al otro lado de la carretera de alta velocidad y la única forma "segura" de llegar allí es mediante un puente peatonal a 1.5 km de la entrada del fraccionamiento, donde casualmente hay también una tienda de franquicia de conveniencia y una gasolinera. Todo esto cuando se podría llegar fácilmente a La Pradera si en su dirección no hubiera distintas obstrucciones que impiden el paso a peatones y autos. 

        -Si uno ve el mapa del fraccionamiento El Quetzal y sus alrededores, observa que frente a este hay otro fraccionamiento y parece claro que el sitio donde ambos fraccionamientos se encuentran está más densamente poblado que el sitio donde están la gasolinera y la tienda de conveniencia, lo que me desata la pregunta de qué criterios se habrán seguido para colocar el puente peatonal en ese sitio y no donde hoy habría mayor densidad poblacional.

    -Una persona que frecuenta el fraccionamiento me contó que también justo enfrente del fraccionamiento, del otro lado de la carretera de alta velocidad, el autobús camino a Xalapa se para y que hay en efecto personas que deciden cruzar directamente por allí, a través de la carretera de alta velocidad, para tomar el autobús, en lugar de caminar 1.5 km hasta el puente peatonal. Me pregunto quiénes serán las personas que cruzan para tomar el autobús o caminan 1.5 km hasta el puente peatonal, si les residentes, que seguramente tienen auto para poder vivir en semejante lugar, o les trabajadores de distinto oficio que por un motivo u otro deban ir o venir de aquel fraccionamiento. 

De acuerdo a lo que vi, este fraccionamiento es un perfecto ejemplo de la irracionalidad del desarrollo urbano caótico, o, peor, del desarrollo urbano guiado por la ganancia y no por las necesidades de un espacio metropolitano complejo del que todas sus partes hacen un todo, así como un ejemplo del desarrollo urbano que construye y reproduce desigualdades, segregando a la gente, creando espacios urbanos solo accesibles para minorías. Creo que no debería permitirse el establecimiento de espacios residenciales que presenten características tales como las que mencioné hasta ahora, pues dificultan el adecuado funcionamiento del espacio metropolitano que compartimos todes, ponen en riesgo la vida de las personas y obstaculizan el desplazamiento no motorizado de las personas. Sin saber mucho realmente, creo que aquí no hubo planeación urbana, sino desarrollo por ocurrencia y ganancia. 

Eso sí, para la pequeña proporción de la población de la Zona Metropolitana de Xalapa que vive resguardada por aquella vigilancia y esos aislantes de La Pradera, este sitio aparentemente goza de seguridad y cuenta con comodidades no despreciables. 

Es cierto que los fraccionamientos cerrados, aislados del resto de su ciudad o asentamiento, han planteado establecerse y vivirse como respuesta de protección ante contextos de inseguridad como los que desgraciadamente vivimos en nuestro país de México, pero creo que vale la pena apuntar 1) que ha sido señalado que la proliferación de "asentamientos de la protección o el miedo", por llamarles de una manera, donde se hace común que les habitantes, ante el miedo al ataque del "otro anónimo", se hagan de diferentes formas de aislamiento protectivo respecto a sus vecinos habitantes (como bardas, cordones de púas, alarmas, etc.), construye a la vez una sociedad de desconfianza donde el miedo reproduce el miedo, el colectivo social se aisla más y más y anula de alguna manera sus posibilidades de cooperación para la construcción de seguridad (Bauman, 2008), y 2) que el aislamiento de sectores sociales distintos, sectores específicamente con diferentes niveles de ingreso y condiciones socioeconómicas, junto con la reducción de los espacios de encuentro, socialización e interacción entre personas que se encuentran en estos distintos sectores, son factores que contribuyen fuertemente a la reproducción de la desigualdad y la pobreza (Kaztman, 2001). Recordemos que la desigualdad y específicamente la polarización de condiciones de vida e ingreso entre las personas son frecuentemente señalados como factores que propician la violencia 

Creo que todo este caso refleja que en estos tiempos y en distintas medidas estamos viviendo un grave problema de falta de planeación urbana y desarrollo caótico en nuestras ciudades y asentamientos. Esto nos lleva muchas veces a encontrar todo tipo de irracionalidades en el espacio urbano. El desarrollo del espacio urbano de esta manera no piensa tanto en las personas, en adaptarse a nuestras necesidades, en facilitarnos una existencia más armónica y cómoda, no piensa en el espacio urbano como un todo, como un sistema que para funcionar bien depende de cada una de sus partes. Me parece deshumanizador. 

Referencias: 

Bauman Z. (2008). Tiempos líquidos: vivir en una época de incertidumbre. México: Tusquets Editores.

Kaztman R. (2001). Seducidos y abandonados: el aislamiento social de los pobres urbanos. Revista de la CEPAL 75, pp. 171-189

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